En el juego de mesa Tzolk’in el calendario maya somos una tribu maya que competirá por ser la más agraciada por los dioses. Es un juego de gestión de recursos y colocación de trabajadores con el principal atractivo visual de incluir un engranaje de seis ruedas dentadas. La rueda más grande marca el paso de los turnos de la partida y hace girar al resto de ruedas, que contienen las posibles acciones a realizar por nuestros trabajadores. Unas están orientadas a producción, otra a comercio, otra a tecnologías y otra a puntos de victoria.La gracia del juego es colocar los trabajadores sobre las ruedas dentadas y, a medida que van rotando, efectuarán unas acciones y otras cuando los retiremos. Además, con el paso de los turnos y el girar de las ruedas, estas acciones mejoran, lo que supone un continuo dilema entre aguantar los trabajadores más tiempo o recuperarlos para disponer antes de sus beneficios.
Mecánica muy sencilla: o colocas trabajadores sobre las ruedas, o los recoges y haces su acción. Cuantos más coloques de golpe, más te cuesta. Cuanto más tardes en retirarlos, mayor su beneficio.
A pesar de su sencillez, la toma de decisiones es dura: ¿coloco muchos trabajadores pagando más o voy poco a poco? ¿los recupero todos o recupero sólo éstos y aguanto el resto? ¿avanzo el track tecnológico de producción o el religioso? ¿subo escalones en el templo o construyo edificios?Riqueza de acciones que ofrece varios caminos, diferentes estrategias.
Varios aspectos a vigilar: prever las futuras acciones, posición de los trabajadores de los demás jugadores, satisfacer la ronda de alimentación… Requiere saber anticiparse.
Bastante rejugable porque cada jugador comienza la partida con recursos diferentes que recibe al azar; elige unos y descarta otros. Además hay monumentos y edificios que varían.
Reglamento perfectamente explicado y ordenado.Explicación relativamente corta, sencilla, y nada tediosa.
Iconografía magnífica: los símbolos son muy intuitivos y apenas se necesita consultar el reglamento una vez leído.
Materiales de gran calidad. Cartón muy grueso. Tablero muy bonito, muy colorido. El plástico de las ruedas es muy decente y nada endeble.
Tzolk’in es un gran juego, con una toma de decisiones interesantísima.
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