En 1923, el heredero de La Poer decide reconstruir el priorato de Exham, una residencia familiar en grave estado de abandono. Situada en la cima de un acantilado —que domina el valle y drena las supersticiones más oscuras—, el edificio parece cristalizar la maldición que pesa, desde siempre, sobre el extenso linaje de La Poer. Después de su completa restauración, el nuevo propietario espera rehabilitar el majestuoso edificio.
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