En el instituto NICASO no existe el fin de semana. ¿Qué puede esperarse de una venerable institución soviética que usa la Cabaña con Patas de Gallina de Baba Yagá como museo?
El lunes empieza el sábado carga contra las servidumbres del mundo académico y sus dos mayores enemigos: la burocracia y la falta de presupuesto.
Compone una caricatura tan patética y al mismo tiempo tan reconocible que deja, como única vía de escape, la risa.
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